Medio ambiente
Cámara Argentina de Seguridad
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De ser ciertas todas estas advertencias, evidentemente
estamos en problemas, ya que la telefonía celular y el
WiFi, ha generado una extendida adhesión y adicción
en toda la comunidad.
Debemos ser conscientes que todo ese poderoso arse-
nal tecnológico mencionado, tiene y tendrá cada vez
más incidencia en la vida diaria y en sus distintas ma-
nifestaciones. Impactando ya fuertemente en la activi-
dad educativa y pedagógica, con todo lo bueno y malo
que ello puede encerrar.
A pesar de las voces de alertas, es un hecho objetivo
que los niños, desde sus primeros años, interactúan
cada vez más con ese bagaje tecnológico. Para muchos,
incluidos padres, funcionarios y pedagogos, el uso y
manejo de la computación y otros dispositivos de la era
digital, son alabados sin un análisis crítico de sus impli-
cancias e influencias.
Se dan por ciertas todas sus ventajas, elevando a lamis-
ma, a la categoría de panacea de la evolución humana.
Tan es así que, el reparto de computadoras persona-
les por parte de los gobiernos de turno a estudiantes,
constituye una muestra de progresismo y modernidad,
como si ello por sí mismo, significara un avance en los
contenidos, calidad educativa o en la comprensión de
los educandos.
La fe en ese sistema se puede sintetizar en lo siguiente:
“la revolución digital hará que los recursos no sean es-
casos, sino ampliamente accesibles; las oportunidades
de aprender serán abundantes, y las personas tendrán
la habilidad de entrar y salir de ese flujo de aprendizaje
con mayor facilidad. Quien anticipa este escenario para
la educación es Marina Gorbis, directora del Instituto
para el Futuro, un think tank en Palo Alto que desde los
años 70 desarrolla métodos para anticipar tendencias
y escenarios”. (1)
Creo que estos tanques de ideas, más que anticipar
tendencias y escenarios, los imponen, en un mundo
anómico, que en muchos aspectos ha perdido su capa-
cidad de alerta y de análisis crítico en torno de proyec-
tos alienantes o cuando menos de dudosa eficacia. Es
significativo lo informado por el diario Le Monde: los
expertos prefieren que sus hijos vayan a escuelas en las
que no usan computadoras. Es el caso de profesiona-
les de Silicon Valley (norte de California y centro líder
para innovación y desarrollo de alta tecnología ), donde
prefieren que, por lo menos en las escuelas, sus hijos
estudien sin ellas.
La Waldorf School, cerca de la zona, es una de las es-
cuelas que eligen los hiperconectados empleados de
Google, Apple y de otras empresas de punta de la com-
putación para que sus hijos se eduquen alejados de
pantallas. Tres cuartos de alumnos inscritos en la Wal-
dorf son hijos de personas que trabajan en las nuevas
tecnologías.
El medio recoge el testimonio de un padre, Pierre Lau-
rent, quien trabaja en Microsoft hace 12 años y eli-
gió esa escuela porque no confunde informática con
aprendizaje humano. La computadora no es más que
una herramienta, y quien sólo tiene un martillo piensa
que todos los problemas son clavos, dice.
Acerca de si le preocupa una posible desventaja de sus
hijos por posponer el uso de computadoras, Laurent
responde: No sabemos cómo será el mundo dentro 10
o 15 años; las herramientas habrán tenido tiempo de
cambiar muchas veces.
Mientras en nuestro país, se avanza a paso redoblado
en la instalación de redes de WiFi, en lugares públicos
y en establecimientos educativos, en gran parte del
mundo esta tendencia está en revisión y franco retro-
ceso.
Colectivos de padres y sindicatos docentes en distintos
países se están organizando en torno a la campaña “Es-
cuelas libres de WiFi”, por los posibles efectos adversos
de esta radiación, exigiendo la prohibición y la sustitu-
ción de internet por cable, ya que en las escuelas, los
alumnos y docentes no tienen libertad de opción.
En Francia, el puntapié inicial fue dado a petición del
Comité de Higiene y Seguridad (CHS) de París, a par-
tir del cual la Biblioteca Nacional de Francia, así como
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